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sábado, 23 de febrero de 2013

PORTADA DE LA NOVELA UN MUNDO LLAMADO BADOOM -DE ALEX TOWERS

PORTADA DE LA NOVELA UN MUNDO LLAMADO BADOOM DE ALEX TOWERS:publicada por la editorial valenciana el año 1963,de la serie luchadores del espacio nº 233 y con 124 paginas -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
unas lineas del primer capitulo:


Ol Owar, el Regidor, se acercó al panorámico ventanal y miró a través del cristal, como hacía todas las tardes cuando daba fin a su jornada y disponíase a retirarse a su residencia. Siempre había disfrutado con la maravillosa contemplación que ofrecía la metrópoli cuando el cielo se tornaba púrpura al irse ocultando el rojo sol en el horizonte. Era un sedante para sus nervios y un recreo para sus ojos cansados de leer informes, partes y memorias. Se trataba de una costumbre que inició el primer día que ocupó aquel suntuoso despacho situado en el penúltimo piso del más grande y elevado edificio de Badoburg: el de la Regiduría.

Sostenía entre sus dedos un largo cigarrillo que no fumaba y se consumía lentamente, saliendo de su brasa un largo y rectilíneo trazo de humo que se contorsionaba y dispersaba al alcanzar cierta altura.

Aquel hombre de edad madura, alto y corpulento, con la piel color ceniza muy tostada por los soles del Universo, tenía el ceño fruncido y su respiración no era normal. Si alguien estuviera observándole comprendería en seguida que una gran preocupación le atormentaba.

Un suave zumbido sonó en la estancia. Sin dejar de observar por la ventana, el hombre dijo en voz baja:

-Adelante.

Una puerta de cristal opaco se deslizó hacia un lado y apareció un soldado uniformado de plata y negro que se quedó inmóvil en el dintel.

-¿Qué ocurre? -preguntó el hombre sin volverse. El soldado dio un fuerte taconazo y explicó:

-El Visitador acaba de entrar en el edificio, Regidor. Unos segundos se tomó en contestar:

-Que pase tan pronto como suba.

El soldado se retiró después de saludar, cerrando la puerta.

El Regidor se apartó de su observatorio y fue a sentarse en el cómodo sillón que presidía el centro de una estilizada mesa sobre la que no había más adorno que un pequeño modelo en oro de aeronave, recuerdo de sus tiempos de cadete ilusionado y capaz de creer en sus semejantes. Bastante tiempo había pasado desde entonces. Con gesto rabioso tiró el resto del cigarrillo a un rincón.

No podía considerar como brillante la culminación de su carrera militar. Otros compañeros suyos de promoción disfrutaban destinos de más porvenir y, sin embargo, ninguno poseía una hoja de servicios como la suya, testimonio de una labor extraordinaria. ¿Qué clase de pecado había cometido para que el Gran Mando Imperial le asignara su actual destino? Ir a Badoom significaba pasar el resto de su carrera allí, aguardando la hora de su retiro sin esperanza de alcanzar un escaño en el Gran Mando, a pesar de ser uno de los que habían figurado en la lista de aspirantes para la sección Militar.

y ahora, para colmar el vaso de las desdichas, le sucedía lo que casi ninguno de los regidores del Imperio tenía que soportar: la inspección de un Visitador; de un personaje serio, mal encarado y obsesionado en ver mal lo que marchaba bien. Sabía que, a pesar de estar todo en perfecto orden, el Visitador no se marcharía sin dejar constancia de su presencia. Ordenaría revisiones para mejorar los sistemas administrativos considerados excepcionales.

Le había sido notificada su llegada sólo veinticuatro horas de antelación, por lo que apenas había tenido tiempo de poner en orden lo más indispensable y pedir a sus oficiales y funcionarios civiles que preparasen los libros de contabilidad. Además, el nombre del Visitador era Dal Dorgem, secretario del Gran Mando y eminencia gris de la política galáctica. ¿No existían otros mundos en el Imperio más importantes para ser inspeccionados?

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